En el mundo de la psicología, la terapia, el trabajo social, la medicina y hasta la educación, existe una herramienta poderosa que va más allá de un simple árbol genealógico: el genograma. Esta representación gráfica no solo muestra quién es quién en una familia, sino que también revela las dinámicas emocionales, patrones conductuales y herencias invisibles que influyen en nuestra vida actual.
¿Qué es un Genograma?
Un genograma es una especie de mapa familiar ampliado que ilustra las relaciones entre los miembros de una familia a lo largo de varias generaciones. A diferencia del árbol genealógico tradicional, el genograma no se queda en nombres y fechas; incorpora símbolos específicos para representar vínculos afectivos, conflictos, enfermedades, roles familiares y mucho más.
Fue desarrollado en los años 80 por Monica McGoldrick y Randy Gerson como una herramienta clínica para entender mejor el contexto familiar de un paciente.

¿Para qué se utiliza?
El genograma tiene aplicaciones en múltiples disciplinas:
- Psicología y terapia familiar: Para identificar patrones de comportamiento que se repiten, como adicciones, violencia, duelos no resueltos, triangulaciones o lealtades invisibles.
- Medicina: Permite detectar riesgos hereditarios como enfermedades cardiovasculares, cáncer o trastornos mentales.
- Trabajo social y educación: Ayuda a comprender la red de apoyo y el entorno familiar de una persona.
- Coaching y desarrollo personal: Revela creencias limitantes transmitidas por generaciones y facilita el trabajo de autoconocimiento.
¿Qué se incluye en un Genograma?
Un genograma puede contener varios elementos, dependiendo del objetivo del análisis. Algunos de los datos más comunes son:
- Nombres, fechas de nacimiento y defunción
- Relaciones de pareja, matrimonios, divorcios
- Hijos, abortos espontáneos o inducidos
- Enfermedades físicas o mentales
- Vínculos emocionales (cercanía, conflicto, ruptura)
- Eventos traumáticos (migraciones, muertes trágicas, abusos)
Todo esto se representa con líneas, colores y símbolos estandarizados para facilitar su lectura.

¿Por qué es tan útil?
Porque nos permite ver lo que no solemos ver. Muchas veces vivimos repitiendo historias familiares sin darnos cuenta. El genograma es como un espejo que refleja patrones ocultos: ¿por qué siempre me atraen personas emocionalmente indisponibles?, ¿por qué tengo miedo al éxito?, ¿por qué me alejo de mi familia?
Comprender estos patrones nos da poder: poder para romper ciclos, sanar vínculos y tomar decisiones más conscientes.
¿Cómo hacer uno?
Hoy en día existen softwares para crear genogramas (como GenoPro o Genogram Analytics), pero yo siempre recomiendo hacerlo a mano. Aquello que se escribe, se integra mejor en nuestro cerebro.
Los pasos a seguir son:
- Recolectar información: Hablar con familiares, revisar documentos, observar fotos.
- Trazar el mapa: Dibujar las generaciones y relaciones principales.
- Analizar patrones: Buscar repeticiones, silencios, vínculos intensos o ausentes.
- Reflexionar: ¿Qué parte de esta historia estoy repitiendo yo? ¿Qué me corresponde a mi? ¿Que estoy asumiendo que no es mio?
Conclusión
El genograma es mucho más que una herramienta visual: es una puerta de entrada al alma familiar. Nos invita a mirar de frente nuestras raíces, reconocer lo heredado y decidir qué queremos transformar. Porque conocerse a uno mismo también implica conocer la historia que nos habita.







